¿Qué pasa con la relación entre gobernantes y ciudadanos? Las consecuencias de una mala relación y comunicación pueden ser muy drásticas si no se llegan a acuerdos y pueden culminar en sangrientos acontecimientos como el que se ha vivido el pasado viernes en el departamento de Amazonas con treinta muertos y un centenar de heridos que ha dejado como saldo este suceso propiciado por la negativa a la derogación de los decretos.
Ya han pasado varios días desde lo sucedido y aún no se definen los responsables del acontecimiento y mucho menos el gobierno está dispuesto a aceptar que se equivocó y que una vez más no previno pero si lamentó lo sucedido. Las congresistas que ayudaron a escapar a Pizango aún están libres de polvo y paja y los líderes indígenas tampoco se manifiestas.
¿Cómo encontrar responsables si todos se acobardan y evaden el hecho?
Como es costumbre de nuestro gobierno, una vez más no ha sabido escuchar a la población, en ese caso de nativos indígenas que han querido pacíficamente exponer sus puntos de vista y opiniones sobre los decretos que permitían explotaciones petroleras y de gas de transnacionales en sus propiedades. Como es posible llegar a tales extremo cuando existen gobernantes que deben buscar soluciones a posibles conflictos.
De ello deviene el enfrentamiento ocurrido en la selva norte del país que perjudica tanto a las personas involucradas, como a las que no lo han estado y esto se puede notar con la muerte de las 33 personas y 116 heridos que ha dejado como huella, y para la historia este hecho que carece de responsables pero que hoy es tema de análisis y debate en todo el país.
¿Qué se puede hacer? Los problemas de la Amazonía afectan a todo el país, por ello los gobernantes deberían pensar seriamente en derogar la ley, lo cual lo debieron hacer desde un inicio y no esperar a que las escenas sangrientas de muertos y heridos hagan reaccionar al gobierno o al menos imponga un poco de responsabilidad bajo sus hombros.
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